
06 May VIII Edición de la TRAIL RAE de Otañes – 2016
Tras el control de entrada de salida, poco a poco ya vamos estando todos. Los nervios casi ya no están, solo queremos salir y correr. La salida siempre es un momento perfecto para hablar de material con el que tienes a tu lado: zapatillas, palos, mochila etc, yo soy muy curioso y me gusta mucho pregunta. En cada carrera, siempre aprendo algo. Cuando creías que sabías algo de un tema resulta que no es así, tienes que estar en continuo aprendizaje es la única forma de avanzar.
La salida en Otañes, es en curva pero no hay problema, la gente es muy cuidadosa. El primer tramo de llano sirve para colocar y las primeras rampas sirven para ir poco a poco distribuyendo a todos los corredores. La primera subida hasta el repetidor es muy dura, en la parte final es vertical y tiene un agrave problema: tienes las fuerzas intactas, pudiendo cometer el error de subirla a un ritmo vivo, insisto, vertical y se cargan las piernas que parece que las tienes de madera. En esta ocasión, subo a ritmo bastante tranquilo, he salido a conservar y toca estar tranquilo.
Desde aquí hasta el avituallamiento del pueblo en el kilómetro 10, son kilómetros de subidas y bajadas cortas que no son muy duras aunque realmente te van castigando las piernas. En la foto previa, estoy llegando al avituallamiento y viendo la foto, se ve que voy peor que lo que pensaba, zancada demasiado corta y muy echado hacia adelante, debo ir más vertical. Poco a poco, según pasaron los kilómetros la postura se fue corrigiendo.
Subimos y bajamos la Llovera y de nuevo en las antiguas vías del ferrocarril y comenzamos a subir el Pico de la Cruz, quizás la zona más dura y más bonita, tiene un desnivel de subida bestial y un descenso muy técnico. Bajando hay que ir muy fino, este es un terreno en el que si que me arreglo bien, saltando tranquilamente entre rocas, son saltos limpios, sin forzar las articulaciones, el equilibrio se encarga de mantenerte en pie. Tras un descenso bastante rápido de nuevo al llano, una pista nos conduce a buen ritmo hasta el avituallamiento al pie de la cantera. Aquí comienza la subida al Ventoso, cima de esta prueba. El inicio de la subida es muy técnica, igual que la del Pico de La Cruz para luego entrar en unos kilómetros donde se puede correr a buen ritmo para acabar subiendo por el cortafuegos que nos conduce hasta la meta.
A partir de aquí todo bajada, al menos en teoría. La bajada hasta el río es fuerte pero sencilla, los kilómetros entorno al río son los más bonitos pero no hay ni un centímetro horizontal lo que realmente revienta las piernas y si no andas muy fino aparecerán los calambres. Ya por fin llegamos al último avituallamiento y queda la puntilla, 800 metros de puro desnivel vertical que desespera al más tranquilo, fuerte subida, con un suelo complicado para pisa y hacer fuerza, en esta ocasión el sol no apretó y pudimos subir muy fresquitos. La fuerte subida provoca que muy gente tenga que parar, sus piernas han dicho basta. Lo malos es que al llegar a lo más alto, todavía quedan casi 4 kilómetros, dos de los cuales se desarrollan prácticamente en el río.
En estos último 2 kilómetros cruzas hasta cuatro veces el rió y fue en el último kilómetro donde vimos a los servicios de emergencia y la manta térmica sobre un participante, por la cara de los allí presentes algo grave había pasado y lo que son las cosas no caes en la cuenta de lo ha ocurrido hasta que cruzas la línea de meta, paras el cronómetro y lo primero que me viene a la mente es la imagen de la manta cubriendo el cuerpo de Javier.
Compañero de afición y de ilusiones. Amante de los tuyos y de lo que te rodea, descansa en paz. Mucho animó a los que quedan y que tanto te quieren. Recibe desde estas líneas este sentido homenaje.
Tras superar la zona de la presa, nos presentamos en la parte trasera de la iglesia y de aquí, todo bajada hasta la meta. Me quedan piernas para subir mucho el ritmo y eso me da tranquilidad para las siguientes pruebas.
Buena cara al finalizar la prueba. En esta ocasión he cambiado la alimentación y la hidratación, el resultado ha sido el siguiente:
- Los geles he aumentado la frecuencia y he tomado uno cada 40 minutos. El resultado ha sido muy bueno y no he notado valles de fuerza.
- La hidratación, en los avituallamientos de esta carrera, había bebida isotónica de la de verdad, así que he podido consumir la que yo llevaba y rellenar en cada avituallamiento. Como resultado he bebido más y he ido mucho más hidratado. No hacía mucho calor pero he perdido mucho líquido que he podido recuperar.
- He llevado frutos secos para comer, imposible. Por poco me ahogo y luego me han estado repitiendo kilómetro a kilómetro. Un auténtico desastre.
Por si acaso, al terminar la prueba, siempre es bueno volver a hidratarse y tomar el recuperador que los músculos lo agradecen de verdad y te evitan micro-fisuras musculares. No quiero cerrar esta crónica sin agradecer a Otañes, tanto a sus habitantes, a sus administradores, a su policía y a sus servicios médicos como se vuelcan con esta prueba y con cada uno de los que participamos en ellas. El calor de sus gentes es lo que nos hace repetir, un fuerte abrazo en una semana especialmente dura donde a buen seguro os habéis planteado muchos nuevos escenarios.
Os queremos y queremos esta prueba que a pesar de su dureza, nos hace volver año tras año. Muchas gracias y un fuerte abrazo de un corredor que se siente muy querido por todos vosotros. Finalmente 4:23:50 puesto 83 de 117 en categoría absoluta.
Un saludo
Aitor
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