
24 May No es Zegama es Tertanga
El domingo pasado era de esos días que había ganas de probar un poco el cuerpo. Tras un sábado disfrutando del Campeonato de Bizkaia de Atletismo Alevín e Infantil en la pista de atletismo de Durango, tenía las pilas cargadas y con ganas de probar.
No tiene perdida, una vez en la carretera general se sigue por esta como si iríamos a subir el puerto y a menos de un kilómetro ya está el letrero de Tertanga. No es tan popular como el de Zegama y ni falta que hace. Así que tomo la carretera hasta el pueblo y allí pregunto, por donde se inicia la subida. Ni GPS, ni Track, ni móvil, lo mejor es usar la técnica que no falla nunca: preguntar a una persona del pueblo. Tras una charla amigable, prosigo mi camino (seguro que la señora tuvo que pensar a donde irá este chalado que además no sabe ni el camino). Paso la iglesia, giro a la derecha y aparece un camino que creo que será el correcto.
A partir de este momento, la subida depende un poco de cada uno. Según voy avanzando aparecen caminos que suben o caminos que te van introduciendo en la garganta del valle, quizá lo más razonable es ir ganando altura pero yo decido seguir el curso del río y ir avanzando en horizontal en lugar de en vertical. La parte baja de la subida, tiene un arbolado bastante frondoso y empiezo a buscar algún punto por donde comenzar la ascensión enseguida encuentro un claro de fuerte desnivel que decido tomar. En este punto, saco los palos de la mochila, me como tranquilamente la chocolatina de yogur y bebo tranquilamente para digerir bien la chocolatina, ahora comienza la subida de verdad y la aventura ya que hay cientos de sendas hechas por los animales.
De hecho, tengo la suerte de poder estar a menos de 10 metros de un precioso zorro que está comiendo tranquilamente y no se percata de mi presencia hasta que cambia la dirección del viento y me huele. Una maravilla, convivir con la naturaleza y con los animales, menuda forma que tienen de moverse. A partir de este momento, tomo como referencia el Pico de Fraile para subir.
Intento hacerlo por la parte más vertical, que a la larga será la más directa y espero que la más rápida. Así que a la vez que voy subiendo, tengo que hacer pequeñas correcciones en horizontal, hasta que por fin salgo del bosque a mitad de subida y llego a la zona de roca. Tenemos que tener cuidado con las primeras rocas, muy descompuestas que además las encontramos en la zona más expuesta de la subida, debido al gran desnivel de la misma. Decido en lugar de subir por el filo de estar, ir ganando altura por las zonas herbosas que hay a su derecha, he intentado tomar la directa por la piedra y el monte se caía, así que precaución, una caída aquí puede ser fatal, además siempre tenemos que sumarle nuestro nivel de esfuerzo.
Tras superar esta zona intermedia, un poco expuesta, alcanzo el camino que conozco y que bordeando la sierra te lleva al camino que sube desde el Santuario de la Antigua. Por fin, estoy en un camino conocido y mucho más cómodo que lo que había encontrado hasta entonces. A partir, de este momento comienza la parte con mayor desnivel de la subida, justo a la izquierda del Pico del Fraile. El camino, se puede apreciar con claridad y no tiene peligro es cuestión de paciencia y ritmo y en pocos minutos nos encontramos ya en la parte superior. Por fin he vuelto nuevo a la Sierra Salvada y ya solo me queda unos pocos kilómetros de bajada hasta Villalba de Losa.
Toca recoger los palos y hidratarse bien. El esfuerzo ha sido muy importante y tengo que reponer líquidos. De nuevo me pongo en marcha y esta vez, mi próxima parada será el final de la ruta. Comienzo a correr y tengo las piernas más quemadas de lo que pensaba, me cuesta correr aunque tengo la suerte que el sol no aprieta mucho y el aire fresco me permite oxigenar muy bien las piernas y poco a poco van cogiendo tono.
A pesar de todo, me siento cansado. La subida me ha pasado factura, no voy tan alegre bajando por aquí, como lo hago habitualmente. Luego al analizar los tiempos veo que el ritmo fue alto a pesar de que las sensaciones que tenían no me daban esa sensación. Notaba las piernas cargadas y tenía más ganas de andar que de correr. Pero claro, corriendo se llega antes y tenía un poco de prisa.
Al final he tardado 3 horas y 7 minutos en hacer los 25 km del recorrido (927m+ / 930m-).
Una auténtica aventura de una gran belleza pero que me ha exigido esforzar y regular al máximo para llegar al final en buenas condiciones.
Saludos
Aitor
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