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Sueños de un corredor de carreras de ultra distancia.
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Hoy el protagonista del día ha sido el croissant de almendra de la pastelería La Suiza en Bilbao. Una experiencia única en boca. Quizás junto con el Brioche sea lo que más me gusta de esta pastelería de Bilbao. Aunque si tenéis la oportunidad, nos os quedéis sin probar su palmera de chocolate y su bollo de mantequilla, simplemente espectaculares, muy difícil resistirse a la tentación. Hay que cuidarse, pero de vez en cuando hay que darse un alegrón al cuerpo, sobre todo con productos de tan alta calidad como los que vende esta pastelería en Bilbao desde finales de los años 60. Pasar por la C/ Marques del puerto a la altura del número 4 de esta calle y ver el escaparte es sinónimo de entrar y probar. Aunque no te gusten los pasteles, ni la bollería, ni las tejas, ni los bombones, no importa, seguro que algo te llama la atención, si lo pruebas, ya no hay marcha atrás, estas perdido. La próxima vez, probarás otro producto y así hasta que casi se convierta en una dulce tradición. Es lo que tenemos los humanos, somos muy débiles.
 
Hoy esta nueva entrada en el blog, la hemos comenzado de una forma muy dulce. Aunque parezca mentira, especialmente para mis compañeros del grupo de Investigación NQaS de la Universidad del Pais Vasco, además de guisantes cocidos con una loncha de pavo, de vez en cuando me puedo dar un pequeño capricho.
 
Hoy en el desayuno ha tocado uno de esos momentos de placer especial. Al habitual zumo de naranja recién exprimido y al tazón de café solo con avena, se le ha sumado medio croissant de almendras. Una auténtica fiesta. Desde que llegó ayer a casa, he deseado que llegara el desayuno para disfrutarlo. Ha sido un momento espectacular, menuda maravilla.
 
Tras este regalo para los sentidos, quien no sale motivado aunque tenga por delante 2 horas de carrera continua y la previsión meteorológica no sea muy favorable. Con esta gran motivación hoy me he enfrentado al entrenamiento de hoy. 
 
La gran suerte que tenemos los deportista, es que ningún entrenamiento es siempre igual, no tenemos tiempo de aburrirnos, siempre hay novedades que poco a poco hay que ir resolviendo, el caso, es finalizar el entrenamiento. Hoy el problema ha sido el estómago. 
 
Siempre o casi siempre, salgo a entrenar con el estómago lleno, después de desayunar o incluso después de comer. Estoy acostumbrado y es una práctica que hago habitualmente para preparar a mi organismo para las carreras donde tras comer en los avituallamientos y sobre todo en las bases de vida tienes que seguir corriendo con el estómago lleno. El caso, es que hoy le ha costado procesar el croissant y lo he tenido en la boca durante casi la primera hora del entrenamiento. Curioso, he cambiado el hábito un día y mi organismo lo ha detectado y le ha costado procesarlo. Pero al final, lo ha hecho. La sensación durante esta parte del entreno no ha sido buena, pero esto mismo nos puede ocurrir en cualquier carrera. Yo siempre trato de comer lo mismo que sé que me sienta bien pero puede ocurrir que debido a que ha sido preparado de diferente manera, no lo procesemos tan bien y tenemos que tener la paciencia para que nuestro organismo lo resuelva.
 
A pesar de mantener unos hábitos alimenticios saludables pueden darse momentos en que nuestro organismo no procese correctamente los alimentos y debemos conocer las sensaciones para no entrar en pánico. La paciencia y el tiempo resolverán el problema y seguro que de nuevo volvemos a la normalidad.
 
Por lo demás, ha sido un entrenamiento bueno. El ritmo ha sido el planificado, las pulsaciones se han mantenido en su sitio y los auriculares inalámbricos se han quedado sin batería antes de lo previsto. Vamos un buen entreno. Dos horas más que sumamos a nuestras piernas y contentos de poder haber completado el entrenamiento sin especiales incidencias. Poco a poco el trabajo de fuerza, está haciendo sus efectos y sobre todo se nota en los momentos de cansancio y fatiga, en los que se puede pedir ahora un plus extra a las piernas.
 
Saludos
Aitor
 
 
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