
26 May Crónica Personal – EH ERRONKA 2019
En esta ocasión, la carrera de ultratrail EH MEDI ERRONKA era campeonato de Euskadi, individual y por equipos de ultratrail. A esta alturas, que sea campeonato o no, me debería dar un poco igual pero no vamos a adelantar acontecimientos.
Foto: Concentración ante la gran batalla que nos esperaba |
La estrategia para esta carrera era la misma que para la Nafarroa Xtrem: salir fuerte en los primeros kilómetros sobre todo en el llano y para arriba. En las bajadas controlar para no cargar demasiado las piernas que seguro que luego las íbamos a necesitar.
Foto: Subiendo a trote, calentando las piernas |
La primera parte de la carrera me gusta hacerla sin palos para poder ir más rápido a pesar que a la gente le resulta un poco extraño verme subir corriendo con los palos en el cinturón mientras ellos tiran de hombros. Es mi forma de correr. Yo prefiero correr a subir andando, quizás vaya incluso un poco más lento pero regulo mejor mis pulsaciones y sobre todo las piernas van más ligeras.
Con los palos, en estos momentos iniciales de carrera, con tanta gente, es peligroso llevar los palos en la mano corriendo. La gente te mira raro y a muchos les choca que teniendo los palos recogidos, subas corriendo sin ellos. Depende mucho de los ritmos. Con palos y corriendo mis ritmos son menores tanto subiendo, en el llano o subiendo.
Cuando el desnivel se pone para arriba, entonces si cojo los palos y sigo corriendo aunque tirando de palos. Eso no quiere decir que la gente que sube andando no lo haga más rápido que yo. No lo hago por optimizar los ritmos sino por optimizar la duración de mi cuerpo y de esta manera se equilibran, las pulsaciones, los hombros no se cargan antes de tiempo y las piernas van corriendo que al final es que más nos gusta.
Sabía que iba a se un. tramo rápido de carrera y era un buen tramo para ir cogiendo ritmo y temperatura en las piernas. Un buen tramo para comenzar la rutina de alimentación y de hidratación y para intentar llegar entero antes del kilómetro vertical.
Foto: Subiendo trotando pero con los palos. |
Conocía Irumugarrieta de haber pasado por él varias veces tanto en la vuelta a Aralar como en la Tolosa-Tolosa. No me preocupaba el desnivel, aunque impresiona mucho cómo se pone la carretera de inclinada. Me preocupaba mucho el terreno y sobre todo cómo se iban a comportar mis zapatillas, que tan bien habían funcionado en Zubiri. Las fuerte lluvias que había caído la noche anterior provocaron que la hierba resbalara mucho y el barro iría en aumento según se iba ascendiendo hacia la Sierra de Aralar. En esta ocasión, la New Balance funcionaron bien en la roca húmeda y un auténtico desastre sobre el barro y la hierba. Subiendo no podía mantener un ritmo consistente, cuando lo alcanzaba me resbalaba y vuelta a empezar. En estas condiciones, te revientas los hombros con los palos. Subí bastante incómodo porque tenía las piernas para ir más rápido pero cada vez que aumentaba el ritmo me resbalaba, solo en la parte final donde el terreno es más firme pude disfrutar un poco más, el resto fue cerrar los dientes y aguantar. Algún tramo donde más resbalaba por lo inclinado del terreno, probé a trotar y conseguí mayor agarre.
Conocía este tramo y sabía que técnicamente no me daría problemas y que además me descargaría las piernas de la tremenda subida. Y así fue, en general lo planificado se cumplió. La Sierra de Aralar es un paraíso para el amante de la montaña y esta ocasión no defraudó a pesar del la niebla, el viento o el frío. La gente en los pasos habituales, estaba concentrada y no paraba de animar. Cómo se oyó el nombre de AMURRIO. Gran orgullo por mi parte poder llevar su nombre en mi camiseta, chaleco y mallas. Que se vea todo lo que sea posible.
Foto: Palos en la mano y mano libre al monte |
Ante de llegar al avituallamiento, todavía nos esperaba una pequeña subida, donde toca poner un poco las manos, sin especial dificultad. En este punto, comenzaron mis problemas con las dragoneras de los LEKI. Al intentar liberarlos, no podía. Tarde varios minutos cuando es una cosa instantánea y natural.
Foto: Mosqueo con los palos. Momento de tranquilizarse |
El avituallamiento de Lekumberri, era una auténtica fiesta. Gran avituallamiento y sobre todo un ambiente precioso donde los más pequeños eran los grandes protagonistas. Unos porque corría algún familiar y otros simplemente porque sus aitas les habían subido al monte como todos los domingos, lo que pasa que esta ocasión tocaba animar.
Desde San Miguel, gran bajada, con zonas muy rápidas, bosques frondosos y barro, mucho barro. Este tramo estuvo mucho más complicado de lo previsto debido a la cantidad del barro y a la nula adherencia de las zapatillas. De hecho, tuve dos caídas. consecuencia de desplazamientos laterales. En teoría tienen tacos laterales para evitar esto pero ya os digo. Una caída con cada pierna. Como resultado toda la malla pirata llena de barro incluido los bolsillos donde llevo las sales y las gominolas. A lo que hay que añadir unos guantes calados y llenos de barro. Hasta tal punto que llegó un momento que me tuve que parar en un charco a lavarme el barro para poder comer. Al final todo para dentro, sales, barro o agua. Todo en un mismo sorbo. En Lekunberri, Km 45 de carrera tal y como estaba planificado tomé el menú del día. Ensalada vegana de pasta, algo que parecía PEPSI y un plátano de postre. Una vez, terminado sin perder más tiempo, a seguir. No estuve tanto parado como otras veces pero sin embargo me había quedado helado. Así que saqué la chaqueta DINAFIT de agua y esta vez, por debajo de la mochila me la cerré bien. A buena hora, ya que a partir de ese momento las condiciones del tiempo empeoraron mucho. Con las prisas y el frío, no caí en la cuenta de coger la visera y luego lo pagué. Al ser la chaqueta un poco más amplia, el gorro solo cierra bien con la visera. Sino, incomoda mucho y lo sufrí luego. Por cierto, me lo podía haber apretado de los tiradores, pero me tenían tan hasta el gorro las dragoneras de los bastones que ni caí en la cuenta de que el gorro tenía tiradores.
Avituallamiento Lekumberri – KM 55
El frío en las cimas era intenso, a eso había que sumarle una niebla cerrada, viento y mucha agua. Y yo sí conseguirme poner bien el gorro. Bastante guerra tenía con los palos, como para abrir otro frente. A pesar de todo, físicamente iba bastante bien, con frío y ganas de llegar pero no bien. Sin embargo, lo peor llegó en los últimos dos kilómetros. Podía haber sido una tragedia.
Foto: Llegando al avituallamiento de Idiazabal (Km 59,5) |
A pesar del frío, tocaba comer y ya que en carrera me resultaba demasiado complicado, paré en el avituallamiento lo justo para comer un poco de sólido, un gel y una barrita de las de tipo gominola. Sabía que tenía que comer. Ya estaba la carrera hecha y solo quedaba una larga bajada de casi 7 kilómetros. A falta de 2 kilómetros, justo al pasar por unas rejillas para que no pasen los animales, perdí la concentración y justo en el momento de ver el pueblo, me fue de cabeza al charco de barro más grande que había. El golpe físico fue muy fuerte, pero bastante más fue el moral. Me llevé un fuerte golpe en la rodilla y la cara llena de barro. El ojo derecho no lo podía abrir.
No veía nada, me limpie un poco y para abajo pero mentalmente estaba tocado. Iba con mucho miedo bajando y así no se puede. Lo único que te puede pasar, es lo que pasó de nuevo una caída y esta vez mucho más fuerte. Entre ambas caídas, me pasaron unos 20 corredores y todos ellos se preocuparon por mi estado físico, que si era igual que el aspecto visual que ofrecía, debía estar hecho una mierda. Encontré una fuente, me mojé los guantes para limpiar todo el barro para poderme limpiar al menos el ojo derecho con el que seguía sin poder ver. Si antes tenía las manos frías, ahora las tenía heladas. Recuperé el aliento y me lance cuesta abajo, esta vez con las dragoneras puestas y con gran seguridad. Lo que hace la cabeza y a fuego para abajo.
Foto: Llegando ya al asfalto del pueblo |
Oía a un corredor detrás y eso solo me dio alas para no parar de correr. Quería llegar ya y de fuerzas estaba muy fuerte. No quedaba nada y las manos se me estaban quedando duras, tras el chapuzón y baño en la fuente.
Quizás sea una de las veces, que más he agradecido llegar a la línea de meta. La batalla había sido muy dura. La experiencia, me ha aportado mucha información, que sin duda me servirá para mejorar y para poder afrontar nuevos retos.
Foto: Con el barro en la cara |
Si la cara es el espejo del alma, en esta foto se puede ver a través de mis ojos todo lo que llevaba dentro. Pero sobre todo muy contento por ir resolviendo en carrera, cada uno de los problemas que han surgido. Era una buena carrera para que las cosas no fueran bien y así fue, de eso se trataba de probar estrategias, cargar con material y sobre todo seguir entrenando a la mente a superar los problemas de la forma más sencilla y tranquila posible. La tranquilidad en carrera, es fundamental y lo sé. Pero no es fácil, siempre poder mantener la calma.
Foto: Barro por todas las esquinas. |
Al final en meta, el tiempo fue de 9 horas 43 minutos. Muy contento ya que venía de hacer 10 horas en la Nafarroa Xtrem con mejores condiciones del tiempo y del terreno. La previsión era hacer 10 horas 30 minutos. La carrera, no deparó una gran noticia. Amurrio Trail Taldea se hizo con la tercera posición en el Campeonato de Euskadi de clubs de carreras de larga distancia, muy cerca de la segunda y primera posición. Menuda forma de correr equipo, gracias por poder formar parte de este colectivo de grandes corredor@a y familias y sobre todo grandes personas.
La anécdota del día, ocurrió tras terminar la carrera. El equipo que está en todas, me llevó la mochila a la meta para que pudiera ir directamente a las duchas y no volver antes al coche. La verdad, que fue estupendo porque al poco de llegar a meta y cuándo la adrenalina fue disminuyendo, comenzó la tiritona y los temblores que en algunas ocasiones eran más espasmos que otras cosa.Tenía un frío de narices y un inicio leve de hipotermia. A tal punto que no podía hablar. Nos dirigimos a las duchas lo más rápido posible, al final entre una cosa y otra casi 10 minutos que se me hicieron eternos y al llegar a la puerta del polideportivo, no dejaban entrar sin limpiar antes las zapatillas.
Así que con una manguera de agua a precisión que estaba helada, tocó limpiar las zapatillas y ya de paso aproveché para quitar todo el barro de mi cuerpo. Si antes tenía frío, por contraste a más frío se me paró un poco la tiritona que no cedió hasta que me puse debajo del grifo de la ducha, esta vez caliente.
Sin duda viví una experiencia dura y intensa en una carrera que atraviesa unos paisajes preciosos y donde la organización y los voluntarios han esta en todo momento apoyándonos y ayudándonos en todo aquello hayamos necesita.
VII EH MENDI ERRONKA 2019 – SALKAPEN OROKORRA
Un saludo
Aitor
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